Salud

LA IVERMECTINA: ¿ANTÍDOTO O ARCHIENEMIGO?

todayfebrero 11, 2021 240 15 5

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Un medicamento “milagroso” que podría funcionar para lidiar con el COVID-19 despierta dudas en el mundo entero. En medio de esta pandemia a nivel mundial, la OMS aún no conserva una posición clara al respecto.

Desde hace meses atrás, cuando aún no existía vacuna alguna capaz de frenar el avance del COVID-19 en el mundo entero, la carrera por buscar medicamentos alternos que pudieran contrarrestar al virus era y aún es notable. Fake news y rumores se divulgaban por redes sociales y de palabra en palabra, lo que lógicamente creó un trampolín de dudas en la población. Los meses pasaban y los contagios elevaban sus cifras. Sin embargo, como en muchas ocasiones, se puso sobre el tapete una verdad que hasta el día de hoy mantiene la incertidumbre de su efectividad de quien ansía una solución pronta al coronavirus: el “milagroso” efecto de la ivermectina. 

¿Qué es la ivermectina y cuáles eran sus usos originales?


Es un fármaco para animales que ayuda a combatir parásitos externos e internos en sus organismos. Su aparición en los años 70 generó que sea el producto de salud animal más demandado del mundo en los 80. Ahora bien, durante los años 1970s, las personas lidiaron una dura batalla contra la oncocercosis, una enfermedad causada por el parásito Onchocerca volvulus, lo que generaba la ceguera de los ríos. Entonces, se comenzó a buscar probar la ivermectina en humanos, luego de una observación de una posible efectividad en caballos. Es así como, desde esa coyuntura, nació el uso de la ivermectina en pacientes humanos. Actualmente, es administrada oralmente para el tratamiento de la sarna y también es implementada en respuesta a otras parasitosis. Sin embargo, estas aplicaciones no están comprobadas en su totalidad en niños, gestantes y ancianos, como bien señala Jesús Lescano y Chris Pinto en un artículo para la revista Salud y Tecnología Veterinaria de la Universidad Cayetano Heredia. 

 

 

Los meses transcurrían mientras el efecto del coronavirus azotaba el mundo y generaba que más muertes y contagios sean reportados. Y, ¿de qué manera la ivermectina entró a la discusión por ser esa “milagrosa” medicina para frenar al COVID-19? El 3 de abril del 2020, un grupo de investigadores del Peter Doherty Institute de la Universidad Monash, en Australia, publicaron un artículo, cuya principal atracción es el efecto de la ivermectina para frenar la evolución del coronavirus. Las pruebas fueron realizadas con la aplicación del fármaco a células infectadas. Los medios comenzaron a expandir este novedoso hecho, pero con una interpretación que buscaba más el impacto que el bienestar social. ¿Fue suficiente evidencia como para decir con certeza que es el antídoto perfecto? Primero, de acuerdo a Carlos Chaccour, investigador y director científico con especialidad en virus emergentes, se ha atribuido de mala manera lo concluido en Monash. La idea de que la Agencia de Médicos y Alimentos (FDA), ente que aprobó la ivermectina en los 90s, ratifica su uso en el coronavirus es totalmente errada, como señala Chaccour. Este último ente sólo ha aprobado el papel de antiparasitario. En suma, Maria Von Kerkhove, la jefa de la Célula Técnica Anticovid de la OMS, ha mencionado: “El problema es que hay muchos ensayos pequeños que dan resultados confusos, que de pronto pueden animar y otro decepcionar, pero que no son científicamente válidos”. Asimismo, hace pocos días el laboratorio Merck, el máximo proveedor de la ivermectina en el mundo, lanzó un comunicado en el que hacía referencia a la insuficiente evidencia científica para el uso de la ivermectina para tratar al COVID-19.

 

¿Cuáles son los efectos secundarios que podría originar la ivermectina en humanos, según la Agencia de Medicamentos y Alimentos?

 

  • Vómitos
  • Hinchazón del rostro o de las extremidades
  • Dolor de estómago
  • Mareos
  • Convulsiones
  • Baja de presión arterial

 

Pese a que las vacunas de distintos laboratorios (Pfizer, Sputnik, Moderna, etc.) se vienen distribuyendo a nivel mundial, se ha insistido hasta el cansancio con el uso de la ivermectina por ciertos países. En Perú, dicho antiparasitario estuvo en la guía del tratamiento del COVID hasta octubre del año pasado. La pregunta es si en medio de la desesperación e incertidumbre las palabras de Víctor Zamora, ex ministro de salud, adquirieron algún sentido el pasado 4 de junio del año pasado. “No tenemos tiempo para esperar evidencia científica», fueron sus descuidados comentarios, y puede ser el pensamiento de miles de personas que, ante el desconocimiento, aún se automedican con este fármaco. Asimismo, Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, en julio del año pasado, no midió sus declaraciones al afirmar que pese a que «pese a que no existía pruebas científicas, algunas personas admitieron que se sentían bien al usar la ivermectina» . ¿Fue un argumento válido para una declaración de un líder de una nación? El aplicación de este fármaco ha dado que hablar, y ya no solo por su cuestionada eficacia, sino por la manera cómo se expande el «milagroso» efecto. Ello hace creer a la población que ante una emergencia relacionada a este mortal virus, es seguro recurrir a un antiparasitario que hasta el día de hoy no tiene el visto bueno para ser aplicado.

Las vacunas ya han pisado suelo peruano y varios territorios a nivel mundial; sin embargo, no se debe bajar la guardia con el coronavirus. ¿Qué podría empeorar esta coyuntura en la que el dolor de la pérdida de un ser querido es la peor consecuencia?. Nuestras decisiones. La cautela debe prevalecer en las personas para poder esperar a que la ivermectina tenga la aprobación para poder ser usada. Los momentos de desesperación no deben consumar la lógica humana, y un antiparasitario que es dicho de ser el antídoto milagroso puede estar cerca de ser ratificado, pero en ese lapso de espera solo puede perjudicar nuestro bienestar. 

 

Written by: Johan Dianderas

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